“Sé que debería dejar de fumar, pero …”

Hace unos meses, llegó a mí Cris, una mujer de 37 años con muchísimas ganas de recuperar su cuerpo, su energía y su autoestima. Estaba decidida a entrenar, a cuidarse… pero en una de las sesiones me dijo algo que se me quedó grabado:

“Sé que me vendría muy bien dejar de fumar, pero es lo único que tengo cuando me estreso…”

Ahí lo vi claro. Su bloqueo no era solo físico, era emocional. Y no se trataba de obligarla, ni de decirle lo malo que es el tabaco (eso ya lo sabía).

Se trataba de acompañarla a tomar consciencia del precio real que estaba pagando por ese hábito y de ofrecerle alternativas reales para gestionar ese estrés sin tener que autodestruirse en el proceso.

¿Qué hice para ayudarla?

  1. Primero, escuchar. Sin juzgar. Solo estando ahí para ella.

  2. Ayudar a identificar los momentos donde más fumaba y qué emociones había detrás: ansiedad, soledad, agobio, cansancio mental…

  3. Ofrecí herramientas prácticas para reemplazar el tabaco por nuevas rutinas: respiraciones conscientes, ejercicios suaves al aire libre, journaling, infusiones relajantes, música.

  4. Adaptamos su entrenamiento para que fuera un espacio seguro, no una obligación, donde reconectar con su cuerpo y sentirse fuerte.

  5. Celebramos cada pequeño avance. No se trataba de pasar de todo a nada, sino de ir soltando con cariño.

  6. También hablamos sobre el impacto de fumar, el cual te explico aquí abajo.

¿Cómo afecta el tabaco al cuerpo de la mujer?

El tabaco en la mujer actúa como un veneno silencioso que va apagando poco a poco la vitalidad, la salud y la energía.

No solo acelera el envejecimiento prematuro, daña la piel y deteriora los pulmones, sino que también afecta el sistema hormonal, la fertilidad y la capacidad del cuerpo para regenerarse.

Muchas mujeres no son conscientes de que fumar reduce su rendimiento físico, empeora su recuperación muscular y dificulta conseguir objetivos como ganar masa muscular o perder grasa.

En el día a día, esto se traduce en cansancio constante, menos motivación para entrenar y una autoestima que empieza a resentirse.

comenzar en el fitness

¿Qué consecuencias tiene fumar en la salud femenina a largo plazo?

El cuerpo femenino es especialmente sensible al impacto del tabaco.

Aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, cáncer de mama y problemas menstruales.

Además, fumar interfiere con los niveles de estrógeno, lo que puede causar desequilibrios hormonales y acelerar la llegada de la menopausia. 

Es muy importante que tomes conciencia de que cada cigarro cuenta, y aunque parezca que no pasa nada al principio, los efectos se acumulan.

A largo plazo, la calidad de vida disminuye: más dolores, menos energía, mayor riesgo de depresión y menor capacidad para disfrutar del cuerpo que estás construyendo con tanto esfuerzo.

¿Cómo se relaciona el tabaco con la autoestima y el cuerpo?

Aquí es donde entra el golpe más emocional.

Muchas mujeres fuman como una forma de gestionar el estrés, la ansiedad o incluso como una estrategia para “mantenerse delgada”.

Pero eso es solo una trampa del sistema: el tabaco no te adelgaza, te apaga.

La piel pierde luminosidad, el cuerpo se vuelve menos tonificado, y aparece esa sensación de que “no llegas a estar bien nunca”.

Esto fue lo que le pasó a Lucía, una clienta que llegó a mí sintiéndose estancada. Tenía 34 años, entrenaba 3 veces por semana, pero no veía resultados.

Estaba agotada, se notaba hinchada y su piel había perdido brillo. Al hablar, descubrimos que llevaba años fumando casi sin pensar, como parte de su rutina.

¿Cómo afecta el tabaco a la piel de la mujer?

El tabaco en la mujer tiene un efecto devastador sobre la piel. Fumar reduce la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos, y eso provoca que la piel reciba menos nutrientes, se deshidrate y pierda firmeza.

Resultado: piel apagada, sin brillo, con arrugas prematuras y un envejecimiento acelerado que va mucho más allá de la edad real.

Además, la nicotina contrae los vasos sanguíneos, dificultando la circulación. Esto hace que tu piel no se regenere correctamente, que las heridas tarden más en cicatrizar y que aparezcan ojeras, manchas y un tono grisáceo que le roba luz al rostro.

Y por si fuera poco, fumar destruye el colágeno y la elastina, que son las fibras que mantienen la piel joven, tensa y suave.

¿Resultado? Flacidez, pérdida de volumen y un rostro más cansado incluso aunque duermas bien.

O sea, que aunque estés haciendo skincare, comiendo bien o entrenando, si sigues fumando… estás remando en contra.

La piel no puede regenerarse con calidad si está intoxicada.

¿Qué pasa con tu entorno si fumas y tienes hijos?

Si tienes hijos, sobrinos o incluso personas muy cercanas con las que convives, el tabaco no solo te afecta a ti… les está afectando a ellos directamente, incluso aunque no fumes delante.

¿Cómo? Te lo explico:

💨 El humo del tabaco se queda impregnado en la ropa, el pelo, las manos, los muebles, el coche… Y eso se llama humo de tercera mano. Un niño que te abraza o que juega contigo está respirando residuos tóxicos sin saberlo.

💔 Aumentas el riesgo de que tengan problemas respiratorios como asma, bronquitis o infecciones constantes. Incluso puede afectar a su desarrollo pulmonar si están expuestos desde pequeñitos.

🧠 Y a nivel emocional, aunque no lo digan, los niños observan. Ven que su mamá o una figura fuerte depende de algo externo para calmarse, y eso se les queda. Se normaliza. Y no quieres que crezcan creyendo que fumar es algo “que hacen los adultos cuando están estresados”.

¿Se puede mejorar realmente la salud si dejo de fumar?

¡Sí! El cuerpo tiene una capacidad brutal de regenerarse.

Lucía decidió dejar el tabaco con nuestra ayuda y en solo 3 meses su energía cambió por completo.

Su piel mejoró, recuperó el brillo en los ojos, comenzó a dormir mejor y, lo más potente, volvió a conectarse con su cuerpo desde el amor y el respeto.

Dejar de fumar fue el punto de inflexión para que empezara a ver resultados reales en su entrenamiento y sintiera un antes y un después en su bienestar emocional.

La clave fue no hacerlo sola: tener acompañamiento profesional, rutinas adaptadas y herramientas para canalizar el estrés fueron el combo perfecto.

¿Cómo empiezo a dejar el tabaco si ya he intentado antes?

La primera gran decisión es pedir ayuda.

No se trata de fuerza de voluntad, sino de cambiar creencias, rutinas y tener un entorno que te impulse, no que te sabotee.

Desde Patri Fit Model te podemos acompañar con herramientas prácticas, entrenamiento adaptado y seguimiento emocional para dejar el tabaco desde el autocuidado. 

Si has llegado hasta aquí, es porque una parte de ti ya quiere ese cambio. Así que te animo a dar el primer paso. ❤️

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